El fraude de documentos y firmas, está en auge e incluso se ha extendido a nivel digital, poniendo en riesgo la ciberseguridad, ante ello, aquellos usuarios de la firma digital, o aquellos que plantean comenzar a utilizarla, se cuestionan sobre su seguridad frente a la falsificación.
La firma digital cuenta con aspectos que le confieren un alto grado de fiabilidad frente a posibles amenazas de falsificación como son la autentificación del origen donde el autor de la firma es perfectamente identificable; se mantendría la integridad del documento o mensaje, ya que no se verá alterado tras su firma, en el caso de modificación será detectada y se invalidará el proceso; el firmante no podrá negar la autoría de su propia firma y finalmente desde la perspectiva legal, todos los tipos de firma electrónica tienen validez jurídica, pudiendo presentarse como prueba ante un juicio.
Por lo expuesto, la firma digital es difícilmente una opción para la cibercriminalidad y delitos de falsificación, sin embargo, no se puede descartar del todo, ya que los delitos de falsificación se encuentran en pleno auge, mostrando una tendencia creciente, por ello se debe añadir mayores medidas de ciberseguridad como consecuencia de la coyuntura social y económica surgida por la crisis sanitaria.
Asimismo, cabe señalar que la firma digital es muy difícil de falsificar debido a que cuenta con un procedimiento criptográfico asimétrico que hace uso de claves públicas y privadas generadas por un algoritmo, es decir, que la clave privada sólo debe ser conocida por el firmante, almacenándose en su propio dispositivo o en la nube en el caso de la firma centralizada, por lo tanto, la única posibilidad de falsificación de una firma digital es a través del robo de la clave privada de la misma, ante lo que debemos ser especialmente cuidadosos.
Para evitar la falsificación de firmas digitales, existen algunos programas especializados que brindarían mayor seguridad, las mismas que utilizan una serie de mecanismos, como: al momento de firmar digitalmente un documento se podría adjuntar otro tipo de evidencias de tipo biométrico, como las firmas manuscritas digitalizadas mediante dispositivos especialmente habilitados, las de tipo imagen, locución o creadas mediante un vídeo; también se podría contar con la posibilidad de incluir en el documento checks avanzados para que el firmante exprese claramente su conformidad con ciertos aspectos del documento; así como requerir que para complementar la firma digital la persona encargada de realizarla deba introducir un código que previamente se le envía a su teléfono móvil mediante un mensaje de texto o a su dirección de correo electrónico; especificar las coordenadas exactas en las que se ha materializado la firma, muy útil para la firma en movilidad, así como plasmar la fecha y hora exacta en las que ha tenido lugar la firma. Otro aspecto a tomar en cuenta es que este tipo de seguridad pueda incluir una auditoría completa de todo el proceso.
Finalmente, se puede concluir que la firma digital es difícilmente falsificable, sin embargo, frente al auge del cibercrimen a través de los trámites digitales y del teletrabajo, es importante establecer mecanismos de ciberseguridad que permitan mayor seguridad, tanto a las personas como a sus organizaciones.
Fuente: Viafirma