Desde hace más de dos años, debido a la pandemia, se ha visto un cambio constante en el mundo de los negocios: todo se ha vuelto digital. El auge del uso de la tecnología, que ha permitido el cambio acelerado de trabajar desde casa, así como la adopción del e-commerce y los pagos digitales, pero todo ello también brindó muchas oportunidades para que los delincuentes empleen nuevas formas para desarrollar diversos tipos de fraude.
Frente a ello, también se verán algunas prácticas de seguridad extraordinarias y de primer nivel que cambiarán el juego en la lucha contra los estafadores. Por ello, Eduardo Pérez, director regional de Riesgos de Visa, América Latina y el Caribe, comparte las cinco principales tendencias que están en tendencia este año para contrarrestar el fraude:
La biometría, este sistema se está convirtiendo en la forma de autenticación predeterminada preferida por fintechs, emisores y comercios, ya que permite mejoras en la precisión en el tema de reconocimiento, nuevas modalidades (biometría conductual) junto con una creciente cantidad de consumidores expertos en tecnología, es un gran impulso para el cambio durante este año.
La biometría además es una tecnología clave para implementar el requisito de Autenticación Fuerte del Cliente (SCA) de Europa, sin embargo, debido al aumento de los delitos informáticos, esta directriz europea ha repercutido más allá de Europa y ahora hasta mercados sin regulación están analizando cómo reforzar los requisitos de autenticación. Por otro lado, el aumento de la banca abierta (open banking) en empresas sigue creciendo, con Europa y América llevando la delantera. Estas compañías tendrán que gestionar factores como detección y prevención de fraudes, ciberseguridad, administración de riesgos y regulaciones locales. La Alianza FIDO recomiendan que todas las compañías e industrias deben de dejar de usar contraseñas y adoptar identidades digitales como el mejor camino a seguir en temas de seguridad.
Abordar manualmente el aumento en ataques por enumeración ya no será adecuado. El comercio electrónico ha sido un salvavidas para las empresas, lo que ha evolucionado en las diferentes formas, es la forma en la que los consumidores quieren pagar, con opciones como por ejemplo Compre ahora, pague después. Pero estos nuevos métodos de pago presentan oportunidades no solo para los consumidores, sino también para los estafadores.
Los ataques por enumeración, el fraude de identidad y el fraude de apropiación de cuentas están en alza, atacando canales de comercio electrónico en todo el mundo. Se aprovechan de canales en línea que no cuentan con capacidades de prevención de fraude adecuadas y del anonimato que ofrece Internet para cometer fraudes. Es un reto emergente que enfrentan tanto emisores como comercios, y un desafío que ambas partes tendrán que abordar en conjunto.
El auge de criptomonedas y las nuevas regulaciones en mercados relacionadas con ciberseguridad. El interés de los consumidores en las criptomonedas sigue creciendo, al igual que el interés de los estafadores por lograr sus objetivos. A pesar de que se dice que las criptomonedas se están convirtiendo en algo común, lo cierto es que estas están todavía están en las primeras etapas de desarrollo, lo que crea oportunidades para que los estafadores las pueden explotar a su favor. Para lograr un crecimiento sostenido y responsable en el sector habrá que generar confianza, y para eso hay que abordar requisitos regulatorios y de seguridad de los pagos.
Los emisores y comercios se unirán para combatir el fraude amistoso indebido (First-party misuse). El fraude amistoso ha aumentado simultáneamente con la adopción del comercio electrónico, ya sea que se trate de una transacción no reconocida, un fraude amistoso (por ejemplo, un menor que compra una aplicación en el smartphone de uno de sus padres sin su permiso) o algo más intencional. El costo de este tipo de fraudes significa una carga para emisores y comercios por los gastos adicionales de procesar controversias, la degradación del modelo de fraude y el aumento en perfiles de riesgo de fraude que pueden llevar a una reducción en la cantidad de aprobaciones. Hay una oportunidad de abordar esto antes de que se convierta en un problema mayor, pero para eso todas las partes involucradas deberán contribuir y compartir.
Las compañías invertirán más dinero en la continuidad del negocio y en administrar y mitigar riesgos. La pandemia demostró que las organizaciones tienen que estar preparadas para administrar los riesgos, en especial sin subestimar la continuidad del negocio, teniendo en cuenta el prevenir la interrupción del servicio a clientes y empleados, especialmente las empresas globales con exposición a riesgos específicos de cada región. Estos riesgos pueden variar desde ciberseguridad y salud pública hasta cambio climático y catástrofes naturales, etc.
La pandemia puso a prueba muchos planes de continuidad del negocio y las compañías tendrán que revisar y auditar regularmente sus planes para garantizar que sigan siendo relevantes y cumplan con todos los requisitos.
Fuente: Businessempresarial y Medici-OpenBanking